Ser padre comporta dos funciones básicas, dar el afecto que necesita nuestro hijo para que crezca con una buena base de autoestima y poner normas y límites para que guíen su conducta en buena dirección. Lograr equilibrar ambas funciones es todo un reto.
Durante una rabieta, el adulto debe mantener la calma hablándole con suavidad pero con firmeza, tratándole con cariño pero sin dejar que el niño se salga con la suya.
No debemos:
Darle un cachete. En general solo ayudará a que empeore la rabieta. (Indica que el niño ha perdido el control y sus padres también).
Gritarle. Serán dos personas gritando a dúo, sin escucharse. Subirán el tono.
Ceder al capricho, “para que no monte el numerito”. Esto equivale a premiar al niño por el berrinche. Y por tanto aprenderá que, la próxima vez, solo tiene que llorar un poquito más. Y volverá a intentarlo.
Ceder por terceras personas, los abuelos o las personas que estén presentes. Es una situación incómoda, pero nuestra decisión debe ser firme.
Aquí os pongo un video gracioso, donde se ve una situación muy habitual dentro de muchas casas y fuera de ellas. Espero que os guste.
viernes, 30 de mayo de 2008
viernes, 23 de mayo de 2008
Yo voy a música... ¿y tú?
¿Cuántas veces hemos oído decir a un padre o una madre que los hijos tienen muchas actividades extraescolares, que no tienen tiempo para jugar, que están cansados, etc, etc.? Y no les falta razón, pero, en cambio, los hijos siguen asistiendo a multitud de actividades (judo, música, danza, idioma, ajedrez, tenis...) Además, para hacer más complicada la situación que viven, los hijos tienen deberes de clase diarios que hacer con lo que se les dificulta, aún más, sus posibilidades de desarrollarse con naturalidad.
Hay una corriente de opinión en contra de tantas actividades paralelas a las escolares. Lo curioso del caso es que oyes corrientes de opinión de las mismas familias que están en contra de tantas actividades complementarias y deberes en casa. Pero la realidad es que se sigue actuando igual. Y esto es debido también a que a principio de curso existe una amplia oferta de actividades formativas a las que se puede asistir el niño y todas las familias quieren (igual que hacen las demás) que sus chicos reciban una formación que complete su educación. Total que volvemos a caer en la misma dinámica.
Y si nos damos cuenta, después de tanto esfuerzo, en tiempo y por otro lado económico, tanto del niño como de los padres entre ir y venir, resulta que el fracaso no ha disminuido sino más bien se ha mantenido o ha aumentado. ¿No será que atendemos más estas actividades formativas paralelas y dejamos de lado realmente las tareas propias de estudio? ¿Será que tendremos que dedicar más tiempo a estar con el chico y ayudar en resumir, esquematizar, repasar, preguntar...?, como hacíamos antiguamente.
Por tanto, estas ACTIVIDADES PARALELAS a las propias del centro educativo se ven:
unas veces como complementarias, es decir para completar algunas facetas de la enseñanza escolar;
otras como un estímulo al desarrollo del niño y favorecer su relación con otros;
también se ven como una forma de llenar el tiempo libre y evitar que estén "enganchados" a la televisión o el ordenador;
se han convertido en "aparcadero" mientras los padres vuelven del trabajo;
sirven para invertir dinero y también tiempo ya que los padres tienen que hacer, en muchas ocasiones, de taxistas.
¿No será que los niños están desbordados con tanta actividad tanto escolar como extraescolar? ¿No será que los adultos están gestionando demasiado el tiempo de los niños? ALVIN ROSENBERG, psicólogo y autor del libro "Niños agotados", advierte que en los últimos veinte años el constante aumento del tiempo dedicado a las actividades extraescolares va unido a un paralelo descenso del tiempo pasado con la familia. Además viene a decir que el exceso de actividades puede provocar paradójicamente un déficit de creatividad en los niños: "Ya no saben divertirse solos y se aburren al cabo de un cuarto de hora si no se organiza nada para ellos". "Ser buenos padres ya no consiste en hablar con los hijos sino en pagarles una multitud de cursos extraescolares", lamenta BARBARA CARLSON.
Este texto está sacado de la página del ministerio de educación¿Qué os parece?
Hay una corriente de opinión en contra de tantas actividades paralelas a las escolares. Lo curioso del caso es que oyes corrientes de opinión de las mismas familias que están en contra de tantas actividades complementarias y deberes en casa. Pero la realidad es que se sigue actuando igual. Y esto es debido también a que a principio de curso existe una amplia oferta de actividades formativas a las que se puede asistir el niño y todas las familias quieren (igual que hacen las demás) que sus chicos reciban una formación que complete su educación. Total que volvemos a caer en la misma dinámica.
Y si nos damos cuenta, después de tanto esfuerzo, en tiempo y por otro lado económico, tanto del niño como de los padres entre ir y venir, resulta que el fracaso no ha disminuido sino más bien se ha mantenido o ha aumentado. ¿No será que atendemos más estas actividades formativas paralelas y dejamos de lado realmente las tareas propias de estudio? ¿Será que tendremos que dedicar más tiempo a estar con el chico y ayudar en resumir, esquematizar, repasar, preguntar...?, como hacíamos antiguamente.
Por tanto, estas ACTIVIDADES PARALELAS a las propias del centro educativo se ven:
unas veces como complementarias, es decir para completar algunas facetas de la enseñanza escolar;
otras como un estímulo al desarrollo del niño y favorecer su relación con otros;
también se ven como una forma de llenar el tiempo libre y evitar que estén "enganchados" a la televisión o el ordenador;
se han convertido en "aparcadero" mientras los padres vuelven del trabajo;
sirven para invertir dinero y también tiempo ya que los padres tienen que hacer, en muchas ocasiones, de taxistas.
¿No será que los niños están desbordados con tanta actividad tanto escolar como extraescolar? ¿No será que los adultos están gestionando demasiado el tiempo de los niños? ALVIN ROSENBERG, psicólogo y autor del libro "Niños agotados", advierte que en los últimos veinte años el constante aumento del tiempo dedicado a las actividades extraescolares va unido a un paralelo descenso del tiempo pasado con la familia. Además viene a decir que el exceso de actividades puede provocar paradójicamente un déficit de creatividad en los niños: "Ya no saben divertirse solos y se aburren al cabo de un cuarto de hora si no se organiza nada para ellos". "Ser buenos padres ya no consiste en hablar con los hijos sino en pagarles una multitud de cursos extraescolares", lamenta BARBARA CARLSON.
Este texto está sacado de la página del ministerio de educación¿Qué os parece?
miércoles, 14 de mayo de 2008
PARA REFLEXIONAR
Este video nos muestra lo importante que es la imagen que tienen nuestr@s niñ@s de nosotros, de los que les educamos, y lo que sin darmos cuenta le podemos perjudicar al no dar importancia a esto. SOMOS SU MODELO A IMITAR.
Echarle un vistazo, que merece la pena, y me contáis que os parece.
jueves, 8 de mayo de 2008
BIENVENIDA
¡Hola amig@s!
Me gustaría que mediante este blog podamos compartir experiencias como padres, madres o maestr@s, sobre nuestro tesoro, nuestro futuro, NUESTR@S NIÑ@S. Ayudándonos aportando según nuestras experiencias apoyo a todo aquel que lo necesite, y así aprenderemos todos.
Me gustaría que mediante este blog podamos compartir experiencias como padres, madres o maestr@s, sobre nuestro tesoro, nuestro futuro, NUESTR@S NIÑ@S. Ayudándonos aportando según nuestras experiencias apoyo a todo aquel que lo necesite, y así aprenderemos todos.
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ESCUELA DE PADRES
He creado este blog para compartir inquietudes y experiencias, que nos puedan enriquecer en nuestra labor de padres y maestros.
Gracias y bienvenidos.
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